¿Cambiará nuestra forma de hacer finanzas debido a la Web 3?

Los técnicos y especialistas hablan cada vez con más frecuencia de la Web 3 y se refieren a ella como «el futuro de Internet» ¿Qué es la Web 3? La evolución de la red como la entendemos actualmente —que se conoce como Web 2.0— en relación al modo de interactuar, al papel protagonista del usuario, a la horizontalidad de las relaciones y a conceptos esenciales como la descentralización, la transparencia y la confianza.

Dado que está llamada a transformar todas las esferas digitales, la Web 3.0 también tiene potencial para transformar las finanzas del mañana, desarrollando algunas tendencias que ya están empezando a tener presencia y protagonismo actualmente. Aunque gran parte de estas transformaciones conllevarán un tiempo para asentarse en los mercados, la velocidad a la que se desarrolla la tecnología por norma general, probablemente acortará muchos de esos plazos.

La realidad financiera de la Web 3 más allá de las criptomonedas

Cuando se habla de finanzas en el ecosistema digital, seguramente el primer concepto que acude a la mente es el de las criptomonedas y la tecnología blockchain. Dada la gran volatilidad del mercado cripto, muchos financieros dudan que estos activos puedan representar un valor sólido y estable en los mercados a corto y medio plazo. No obstante, la ausencia de organismos reguladores y los conceptos de las Decentralized Finance (DeFi) que la hacen posible —y que están alineados con la filosofía de funcionamiento de la Web 3.0— terminarán por imponerse.

El registro público y la transparencia de las transacciones financieras, en combinación con otras «palancas» tecnológicas como el Big Data o el blockchain y los contratos inteligentes dibujan un escenario donde el usuario, y no las entidades bancarias o los lobbies, tienen más control sobre lo que sucede en Internet con los flujos de dinero.

Una Web 3 sin organismos centrales

La figura del intermediario desaparecerá en gran medida en la futura Web 3.0, siendo las redes descentralizadas —de diferente dimensión, titularidad y características— las encargadas de regular, registrar y hacer seguimiento de las transacciones. La aspiración de las DeFi es eliminar en gran medida el «juego sucio» financiero, dotando a los usuarios de suficientes herramientas para garantizar la confiabilidad y la seguridad de los movimientos, algo crucial desde la perspectiva de la Web 3.0.

Además de la tecnología blockchain, que es la que hace posible la existencia de las redes descentralizadas inviolables y seguras del futuro financiero en Internet, otras innovaciones técnicas tendrán un importante impacto en la Web 3. La más prometedora, probablemente, sea la inteligencia artificial. A partir de datos objetivos, identificará patrones, analizará comportamientos de mercados, estudiará oportunidades y realizará —o recomendará— inversiones.

Sin interpretaciones subjetivas, maniobras con dobles intenciones o movimientos hostiles para obtener resultados interesados. Además, la IA no será un sujeto pasivo que ejecuta órdenes de los usuarios, sino que aprenderá por sí misma y mejorará su eficiencia siguiendo una progresión geométrica. O al menos, es lo que dicta la teoría a este respecto, según los expertos.

Es muy probable que la Web 3.0 no tenga aún capacidad para presentarse a sí misma como un contexto financiero que sustituya a todos los actores y a todas las interacciones o comportamientos actuales. No obstante, las tendencias que están dando forma a la Web 3 sí están presentes; y son sólidas. Durante un período de tiempo, aún por determinar, es casi seguro que evolucionen de manera paralela las finanzas descentralizadas, el mercado y las entidades financieras tradicionales.