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¿Cómo puede cambiar Internet por la Web 3.0?
21/12/2022

¿Cómo puede cambiar Internet por la Web 3.0?

Funcionamiento

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Internet forma parte totalmente «natural» e integrada de nuestras vidas. Hacemos uso de la red para tantas labores del día a día —sencillas y complejas— que casi no somos conscientes de la evolución que ha experimentado Internet en apenas un par de décadas. Probablemente, una vez que se implante la Web 3, la red que utilicemos a corto plazo será tan irreconocible como sería el Internet actual para un usuario de los años ochenta.

La evolución de internet —la Web 3.0—, acarreará muchos cambios a los que deberemos acostumbrarnos; algunos de ellos serán paulatinos, otros ya se están produciendo actualmente y continuarán modificando nuestra manera de entender Internet y también la forma de utilizar sus aplicaciones y funciones. Comprender qué es la Web 3 y lo que implica nos ayudará a asimilar este cambio de paradigma de manera mucho más orgánica.

Las principales características de la Web 3

Muchos de los nuevos enfoques relacionados con la Web 3 tienen que ver más con un cambio de «conciencia» de los usuarios y las corporaciones que con elementos técnicos específicos. No obstante, sí hay ciertos aspectos del «Internet del futuro» que no se entienden sin tecnologías de aparición reciente, así como nuevos hábitos de utilización de las mismas.

  • Descentralización: Aunque creamos que Internet es un universo abierto y «caótico», la realidad es que la gran mayoría de servidores, infraestructuras, aplicaciones y servicios que hacen posible que Internet sea lo que es actualmente están las manos de un puñado pequeño de grandes empresas. Eso cambiará con la Web 3. La tendencia es sustituir esa concentración por dinámicas más descentralizadas: más proveedores y empresas modestas, redes privadas y de gestión comunitaria, nodos de conexión en países en vías de desarrollo, etc.
  • Horizontalidad y «democracia»: No les prestamos atención, normalmente, pero el uso de aplicaciones y servicios en la red está condicionada por contratos, términos y condiciones legales impuestos por las empresas que dominan Internet. Hay que aceptarlos como un «mal menor». La tecnología blockchain, no obstante, imperará en la Web 3.0 y eso permitirá establecer relaciones digitales entre particulares con políticas de privacidad y uso diseñadas prácticamente a medida, sin temer por la seguridad, la privacidad o el abuso de grandes organizaciones.
  • Confianza: Una combinación de estas dos características conforma la «espina dorsal» de la Web 3: la solidez que un usuario o una empresa ofrece a la comunidad, sobre todo en lo relativo a los datos y la información que gestiona, lo que hace con ella y la transparencia con la que se comporta en Internet. La confianza será el auténtico factor diferenciador de valor añadido en el Internet del mañana.

Aspectos que serán comunes en la Web 3

Con el marco que hemos presentado hay que prepararse, como usuarios, para una serie de nuevos elementos que serán habituales en la Web 3.0

  • Cloud computing: Disponer de datos en unidades de almacenamiento físico será una rareza. Todo el desarrollo de hardware estará enfocado a mejorar y mantener los servidores que conforman Internet como hábitat digital. El grueso de la información que circulará y se gestionará en la Web 3 estará en la nube.
  • Contratos inteligentes: Tecnologías como el blockchain harán de los smart contracts «moneda de uso corriente» en la Web 3. Estos contratos no solo se refieren a documentos digitales con validez legal; cualquier transacción de información que requiera confirmación de identidad, autentificación de las partes y el cumplimiento de una serie de condiciones X, para que se produzca un resultado. Y tendrá forma de contrato inteligente y dominará todos los aspectos de la vida digital muy pronto.
  • Propiedad de los datos: Las tecnologías actualmente en desarrollo y el ecosistema que favorecerá la Web 3 hará a los usuarios mucho más conscientes de qué información relacionada con ellos circula por Internet, qué se hace con ella y qué riesgos implica compartirla. La propiedad y el control de esos datos corresponderá únicamente al usuario, que tendrá legitimidad para hacer con ella lo que quiera. Incluso comerciar usándola como un activo.