Metaverso y Web3 ¿qué relación tienen?

Tanto el término ‘metaverso’ como el de ‘Web3’ están muy presentes en los distintos debates de ingenieros, informáticos y desarrolladores de tecnología. Incluso suscita reflexiones a sociólogos y psicólogos. ¿Por qué tanto interés? Tanto en un caso como en otro porque son proyectos digitales, actualmente en desarrollo y basados en la tecnología blockchain, que están destinados a modificar de forma radical nuestra manera de entender Internet y la forma de interactuar en ella. Incluso de «vivir digitalmente» en el futuro.

Aunque la Web3 y el metaverso suelen asociarse y confundirse — porque tienen la misma base tecnológica, el blockchain — y también comparten algunos componentes y filosofías, son realidades digitales distintas. Se complementan y necesitan mutuamente, pero en espacios diferenciados.

Características del metaverso y de la Web3

El metaverso es un conjunto de espacios digitales de realidad virtual interconectados entre sí. Puede tratarse de réplicas de lugares, objetos, experiencias o personas que existen de manera idéntica en el mundo real o pueden ser creadas expresamente para el metaverso. Los usuarios de los distintos metaversos —a través de su avatar personalizado y gracias a dispositivos para sumergirse en la realidad virtual, como las gafas RV—, podrán interactuar con otros, disfrutar del ocio, estudiar y formarse, relacionarse, intercambiar bienes y divisas e incluso desarrollar una ocupación laboral.

La Web3 es el resultado de combinar lenguajes de programación, prácticas, estructuras, sitios y aplicaciones, con el objetivo de propiciar la evolución desde la Web2 —que es el Internet que usamos todos actualmente—. La Web1 corresponde a los primeros años de Internet y era un conjunto de webs y blogs de solo lectura. La Web2 permite al usuario tanto la lectura como la escritura y la interacción con sus iguales. La Web3 permitirá la lectura, la escritura y, además, sumará el concepto de confianza y seguridad. Gracias al blockchain y a la descentralización la Web3 será parecida a la Web1 en términos de independencia, libertad, transparencia y democracia. Por eso también se la conoce como «Internet del Valor».

¿Qué elementos comparten el metaverso y la Web3?

Ambos proyectos tienen puntos en común, sobre todo los relacionados con la experiencia de usuario y, principalmente, con la libertad y la transparencia. Actualmente muchas empresas y usuarios dependen de las infraestructuras y políticas de grandes gigantes tecnológicos, haciéndolos más vulnerables a potenciales «colapsos» de la red, a prácticas de privacidad poco éticas o a cambios repentinos en sus políticas y formas de actuación. Las principales ventajas del metaverso y de la Web3 —compartidas por ambos contextos— son:

• Blockchain: Una tecnología descentralizada, que hace imposible la dependencia de un solo elemento de la cadena de bloques y que, además, es totalmente transparente y segura.
• Red distribuida y actores pequeños: No se trata tanto de saber cuál es el mejor metaverso o qué actor tecnológico es más próximo a la Web3. Se trata de que intervengan muchos protagonistas, que todos tengan el mismo peso específico y que así sea más difícil comprometer la libertad y la seguridad de los usuarios, atados a una misma estructura monolítica.
• Confianza, transparencia y seguridad: Gracias al blockchain las interacciones en el metaverso y en la Web3 podrán ser más seguras, transparentes y podrán aportar valor a través de la confiabilidad. Con menos «catalizadores» tecnológicos gigantes —o mejor dicho, con el añadido de más catalizadores pequeños—será más fácil mantener la información personal y financiera segura y tener conceptos como confianza, ética y respeto por el Big Data como bandera y valor añadido.